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Hungría ya NO es una democracia.

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Siguiendo un interesante artículo de El País, me he visto en la obligación moral de escribir sobre la problemática húngara. ¿Qué está pasando en Hungría?

Últimamente hemos escuchado de manera constante cómo se ha cuestionado si realmente vivíamos en una democracia o no. Y de hecho, este tema sobre Hungría, nos permite ver hasta qué diferentes grados de democracia conviven entre sí.

hungria-europa

La democracia podemos entenderla de dos maneras: aquella por la que el Gobierno se legitima y se le dá la razón por el simple hecho de haber obtenido la mayoría de los votos y obtiene una completa libertad; o bien  la concepción más europea, por la que la democracia es el conjunto de votos pero también de valores y principios que son completamente inquebrantables por el Gobierno, gobierne quien gobierne.

Es decir, por mucho que alguien pueda cuestionar la democracia española (incluso yo la cuestiono puesto que creo que podemos aspirar a ser aún más democráticos, que no menos), es impensable para la gran mayoría que el Gobierno pueda quebrar la independencia judicial mermando su control sobre el poder legislativo, o, incluso, prohibiendo absolutamente el aborto o la homosexualidad. Suponiendo que algún Gobierno enfermo llegara a plantear alguna medida así, probablemente podría legislarlo con los suficientes diputados pero sería poco probable que estos cambios se introdujeron en la Constitución, básicamente por la importancia de esta y por los valores que protege. 

Pues, tristemente, esto es lo que recientemente ha pasado en Hungría. En concreto, el Gobierno húngaro, de la mano de Viktor Urban, Presidente convencido del cristianismo cuyos últimos discursos  se han basado en acusar a la UE de abandonar los valores cristianos, ha aprobado una serie de medidas consistentes en:

– Creación de impuestos para pagar las sanciones europeas por la violación de los Tratados.

– Ley que dificulta el acceso a datos de interés general, como sueldos o usos de fondos públicos.

– Poderes al legislador para transferir un caso de un tribunal a otro.

– Prohibición de publicar anuncios políticos en las campañas electorales.

– Jubilación de los jueces de 70 a 62 (afectando a 274 jueces), cuando la edad de jubilación ordinaria se ha subido a 65 años.

– La prohibición expresa del matrimonio gay.

– La prohibición expresa del aborto.

– La eliminación de la palabra República de su Constitución.

– El Banco Central de Hungría dejaría de ser independiente para estar sometido al Gobierno.

– La creación de una nueva Oficina Judicial y de Protección de Datos que gestiona absolutamente el presupuesto y gestión de la Justicia, bajo el mandato de una sola persona…elegida por el Gobierno.

– Censura de la Libertad de prensa, a través de la creación de un órgano elegido por el Gobierno y que vela por las ‘buenas prácticas.

No nos engañemos  Parte de sus medidas vienen dadas del populismo y antieuropeísmo que se expande por toda Europa a raíz de la crisis económica. ¿Es esto lo que nos espera a los europeos? ¿Volver a las dictaduras?

La Unión Europea vuelve a tener en sus manos una gran oportunidad para legitimar sus valores democráticos y el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea, por el que se establece que:

“La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.”

La Unión Europea no puede permanecer impasible ante las graves violaciones de la democracia y del Estado de Derecho que el Gobierno de Hungría está haciendo. 

Greenpeace activists with eyeball-shaped helmets line up outside the Hungarian Foreign Ministry in Budapest

Muchos sabemos y reconocemos que algunas Instituciones de la UE no ha actuado como deberían en esta crisis económica y social europea. Pero, dejando de lado el ámbito económico, muchos hemos seguido defendiendo la UE por sus valores, por su historia y por el progreso que ha representado la UE para todos sus ciudadanos. Pero eso sí, la UE siempre se ha fundamentado en la democracia y en los valores que la engloban. ¿Qué sería de la UE sin la defensa y protección de estos valores que tanto predicamos todos? Es el momento de decirle a Hungría y a cualquier otro país europeo que pueda tener intenciones similares, que en la UE sólo caben los principios y valores del artículo 2. 

He leído también que la UE no tiene los instrumentos necesarios para frenar este tipo de reformas antidemocráticas. Esto no es del todo cierto.

Para empezar, las instituciones de la UE siempre disponen de mecanismos que, aún no estando expresamente regulados, son bastante eficaces: el económico, por ejemplo. En segundo lugar, la Comisión Europea ya aplicó diversas sanciones ante las primeras reformas de Viktor Orban, aunque al parecer no les ha servido de mucho. Y, en tercer lugar, quedaría la llamada bomba jurídica del artículo 7 del Tratado, por el que se podrían suspender ‘determinados derechos derivados de la aplicación de los Tratados’ y ‘los derechos de voto del representante del Gobierno en el Consejo’.

Sea lo que sea, habrá que esperar hasta junio para poder leer la resolución del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa. Aunque, no obstante, la Comisaria de Justicia, Viviane Reading, ya ha dicho que si fuera necesario, la Comisión Europea no esperaría hasta junio para actuar.

Please, #SaveHungary and #SaveEurope.



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